miércoles, 26 de octubre de 2016

VIVA EL CAMBIO ! ...
ALGO ATRASADO PERO QUE VIVA !

La ciudadanía constató que sí es posible un cambio desde el interior del sistema, desde la propia institucionalidad construida por los partidos políticos tradicionales.
Ya se habla de un reacomodo de las fuerzas políticas para lo que será el año 2017, donde seremos testigos de la madre de todas las batallas, ya que las relaciones de poder completas estarán a un tris de un cambio profundo, renovador, como hace años no ha ocurrido.

Casi en esta misma fecha el próximo año, miles de chilenos y de ciudadanos con derecho a sufragio, concurrirán nuevamente a las urnas esta vez para elegir desde Presidente de la República hasta consejeros regionales, los CORES, aquellos que nadie sabe que hacen pero que cobran mensualmente a costillas del erario público.

Se elegirán además Senadores en las llamadas regiones impares, la Cámara de Diputados completa y probablemente, hasta se elija al nuevo Gobernador Regional, esa figura extraña, jabonosa casi irreal llamada a reemplazar a los vetustos Intendentes Regionales y a la cual ya nos hemos referido en ocasiones anteriores.

Será una gran oportunidad de cambio donde las fuerzas del orden establecido, del sistema político que premia la mediocridad y rinde tributo a quienes han transformado el servicio público en una profesión rentable, sufrirán la peor de sus derrotas.

Pero por qué me atrevo a realizar esta apuesta a un año de la elección, donde evidentemente los partidos tradicionales y los nuevos viejos movimientos político –esos que tienen discurso de veinteañero independiente pero mañas de de viejo radical- harán algo más que una jugada para mantener el estatus quo, es decir, la situación actual que critican de la boca para afuera.

Pienso, como miles de personas, que lo que acaba de ocurrir este domingo 23 en las elecciones municipales, no sólo fue la derrota en algunas comunas emblemáticas del duopolio político que nos ha gobernado, sino que principalmente, el empoderamiento real de la ciudadanía, que ahora sabe que sí es posible cambiar con algo de organización ciudadana, que sí es posible abrir la ventana para que entre aire fresco y los mismos frescos aprovechen de irse. 

La ciudadanía constató que sí es posible un cambio desde el interior del sistema, desde la propia institucionalidad construida por los partidos políticos tradicionales, y escúchenme, porque creo que no desaprovecharemos esta ocasión de terminar el trabajo ya comenzado.

Hace rato que propios y extraños vienen coincidiendo en el mal estado en que se encuentra la política y quienes se han dedicado estos años a ella, y aunque todavía me cuesta entender cómo partidos como la UDI que en esto se han transformado en el símbolo de lo que la gente detesta y desea cambiar, han tenido hoy resultados que en vez de aterrizarlos los elevan.

Y esto, por extraño que parezca, tiene su respuesta más probable en el hecho de que los electores han sabido en cada caso diferenciar al partido de las personas, de sus integrantes, y seguramente por ello y por las propias cualidades que con certeza tienen esos candidatos, es que sigue siendo un importante partido en nuestro país.

Lo cierto es que apuestas más o apuestas menos, en mi criterio hoy estamos en un nuevo punto de partida para recuperar la confianza extraviada en una actividad tan importante como necesaria: la política, esa que se escribe con mayúscula.

martes, 25 de octubre de 2016

AHORA OSORNO... QUIZÁS EL TIEMPO.

Bertín encarna una historia de progreso y desarrollo, para una ciudad que aún debe
enfrentar muchos desafíos. Veremos que nos depara el futuro.
Me resulta complicado referirme al resultado de las recientes elecciones municipales en la ciudad de Osorno. Lo cierto es, que aún la lejanía geográfica, me sigo sintiendo demasiado cercano a la historia y principalmente a las personas, en tierra santa.

Pero esta elección rememoró por un instante, el vil juego que algunos partidos acostumbraban a realizar, principalmente en la década de los noventa, donde debíamos asumir el temor que provocaba la desconfianza, el desconocimiento sobre los contendores y también, las malas artes con que sectores más adeptos a la dictadura, pretendían sobrevivir. Menos mal y no lo hicieron.

Recuerdo entre aquellas artimañas, la propuesta hecha por un antiguo dirigente osornino de la Democracia Radical -integrada por 4 gordos más igual que aquel- que días antes de la elección para diputados del año 1989, le planteó al entonces candidato Alejandro Kauak, realizara un auto secuestro para según este obeso estratega, lograra victimizarse ante el electorado lo que le permitiría ganar aquella elección.

No me lo contaron. Yo estuve en aquella escalofriante reunión, así como el propio candidato y varios más que espero aún resistan el invierno, para dar fe de este mal recuerdo.

Pero volviendo al tema electoral, pienso que sembrar este tipo de odiosidades en plena elección me parece poco democrático, poco respetuoso con el electorado, el cual quiso ser utilizado como instrumento de presión para conseguir lo que seguramente ya sabían, algo de respaldo que nunca llegó.

Hoy día me imagino, estarán todavía caminando en grupo para no tener que enfrentar en solitario la vergüenza de sus acciones. Será cosa de ver cuántos hay sentado alrededor de la misma mesa, mirando a la gente al pasar y cruzando los dedos para que se olviden rápido de sus ardides.

No fue el caso de mi antiguo y entrañable amigo Jorge Tejeda, de quien siempre he reconocido la templanza de su carácter y su rectitud de intenciones. 
Es un hombre que recuerdo siempre honró sus convicciones y que ha sabido expresar de manera pública, su intención de aportar de la manera más comprometida posible al futuro de su ciudad, de su provincia.

Tejeda en esta elección mantuvo esta misma línea. 
Sólo se pronuncio ante lo evidente del debate, y aunque suscribió las dudas que se cernieron sobre el actual Alcalde, me quedo con la impresión que lo suyo fue aportar para que nadie, ni siquiera su circunstancial jefe edilicio, piense por un momento que Osorno no tiene más alternativas.

Jaime Bertín por su parte, se reeligió por la fuerza de sus electores, por la fuerza de su partido, por su férrea decisión de concluir y al mismo tiempo proyectar su obra a cargo de la ciudad.   
Pero ni él ni nadie se merecen ser sujetos de miserables acusaciones, menos cuando, y me consta, se ha trabajado tanto y tan duro para hacer realidad este cambio innegable en el ser y el parecer de nuestro Osorno.

Bertín no es una marca ni una figura impresa sobre un papel. 
Por cierto nadie dedicado a la política lo es. Los políticos, y en este caso los candidatos, son personas más comunes y corrientes de lo que se piensa, que también se cansan, fastidian y desilusionan de acciones que insisten en rebajar el estándar de la discusión.

Si este 23 de octubre hubiese estado en Osorno, sin duda hubiese votado por Bertín y le hubiese ido a dar un abrazo a Jorge. Total que nunca voté por ninguno de los dos, ellos lo sabían y nunca fue tema.

Osorno eligió a un muy buen Alcalde, a un hombre, a un equipo de personas, a un proyecto de ciudad que ha permitido y permitirá mejorar la vida de muchos. Ahora solo debemos confiar, colaborar, apoyar y reencantarnos no tanto con las personas, sino que con una actividad tan importante, tan necesaria y tan imprescindible, como la política y el gobierno comunal.

Y para que nadie piense que se me olvido, sobre el señor Mario Bello… no tenga nada que decir.  Él hizo su mejor esfuerzo para que lo conociéramos en toda su calidad humana, a la que por cierto, está demás referirse.

¿ POR QUÉ NO TE CALLAS ?... MOREIRA

Iván Moreira representa en toda su dimensión, lo que Chile entero reprocha de los políticos.
Moreira mintió públicamente y durante meses negando su participación como autor y beneficiario de aportes irregulares a sus campañas políticas
Siempre me ha resultado extraña esa cercanía que reconozco, existe entre un sector de la sociedad y el actual senador por la región, Iván Moreira.

Digo extraña pues aunque le reconozco algunos méritos indiscutibles, como su porfiada vocación política que le ha permitido desempeñar esta actividad, transformada en su profesión los últimos 25 años, me sigue resultando paradojal que un político que habita en otro tiempo y espacio, cumpla una función política acá, en el sur del mundo.

Fuimos condenados sin libertad condicional a 8 años, en fin, el tiempo pasa rápido.

Pero Moreira esta vez siguió raspando la olla, para aprovecharse de la confusión en que han quedado los  partidos políticos y de alguna manera parte de la opinión pública después de la elecciones del 23 de octubre, y pronunciarse sentenciando que el gobierno ha pagado la cuenta de sus errores, esto es, que el electorado hizo pagar con una derrota todos los males que según presume, son exclusividad del gobierno. 
Agregó con aire filosofal, que todo ello ha sido culpa de unos malos políticos que según su paranoica versión, han sido los responsables de esta alta abstención.

Probablemente ya comienza a tener problemas de memoria de mediano plazo, o sencillamente el Senador, quiere aprovecharse de la ocasión para salir del cuarto oscuro donde al parecer lo mantienen purgando sus miserias, para asomar su cabeza y dejar en claro que no sólo respira sino que también es capaz de emitir opiniones, aunque sean tan destempladas como estas.

Iván Moreira no tuvo miramientos ni arrepentimientos al involucrar a empleados que trabajaron años con él, en delitos cuyo único beneficiado fue el mismo. 
Les dio trabajo pero la condición impuesta fue demasiado gravosa para cualquiera: ser imputados y con toda seguridad condenados por delitos a los que en su condición de dependientes, era casi imposible negarse.

Lo habían hecho siempre, nunca había pasado nada.

Este es el mismo Moreira, el que mintió públicamente y durante meses negando su participación como autor y beneficiario de aportes irregulares a sus campañas políticas. Terminó entre sollozos pidiendo disculpas y con una pared en blanco, porque ni siquiera el partido político que le ha servido de paraguas y blindaje en sus andanzas, quiso prestarle sus emblemas en aquella triste oportunidad.

Alguna vez le escribí para hacerlo reaccionar cuando la directiva de la UDI decidió enviarlo a ocupar el cupo que legítimamente debía disputar el ex diputado Carlos Recondo en esta región. Pero nuevamente, y con la sonrisa típica que caracteriza a los de su clase, prefirió traicionar al amigo y traicionarse a sí mismo, permitiendo que un grupo de poder  enquistado en la UDI lo ninguneara y condenara al fracaso.

Ese es Moreira, ese es el Senador que tenemos en nuestra región.

Y ahora resulta que este mismo Senador aparece en los medios de comunicación pontificando cual líder espiritual, sobre el bien y el mal, sobre la corrupción que le adjudica sólo al gobierno, y sobre lo que dijo en las pasadas elecciones el electorado.

Pero en esta obscena historia este Senador no ha estado sólo. 
Tiene una cofradía que no entiende nada de política, ni de doctrina, ni de principios partidarios, ni de respeto a la fe pública, y que ha terminado siempre por aplaudirle sus ardides. 

Se buscan, se reconocen y se reproducen con una facilidad asombrosa.

Sepa señor Senador que este sistema político añejo y distante de la sociedad, al que usted ha contribuido enormemente con sus reprochables conductas, tiene fecha de vencimiento ,y que llegada la hora, que esperamos este próxima,  el electorado empoderado y organizado lo ubicará legítimamente en el lugar que siempre debió corresponderle.

Ese lugar entre el limbo y el purgatorio.

miércoles, 19 de octubre de 2016

CANDIDATOS SOSPECHOSOS

La técnica del candidato pasmado es una práctica que puede rendir votos ya que se mantiene al electorado en la ignorancia sobre sus posturas, sus compromisos y sobre su curriculum, pero no rinde en valores.
Es en el conocimiento del otro donde se produce el juego dialéctico que ha permitido al mundo, seguir avanzando, no sólo en el campo de la filosofía y de las ideas en general, sino que en expresiones más pragmáticas y terrenales.

Ya hace más de 5 mil años, los propios atenienses legaron a la civilización actual los métodos que permitieron avanzar al conocimiento, a la ciencia y a la ética.
Pero Sócrates no solo heredó un simple mecanismo de causa efecto.

Lo que enseñó con insospechadas consecuencias hasta hoy, es que en la confrontación de ideas, en la negación de las hipótesis y en la demostración lógica, es que se alcanzan nuevos conceptos, se desarrollan nuevas formas y categorías, se confirman el conocimiento y el avance de la técnica, y finalmente, se van desarrollando las sociedades.

Por todo esto es que nunca me ha gustado la práctica de algunos candidatos, cuya estrategia electoral se basa en el silencio, en evitar la confrontación publica de ideas, de propuestas, de materias que al final son trascendentes, por ejemplo, para que el electorado se informe y pueda elegir verdaderamente.

La tentación de pasar inadvertidos, ocultos en los marasmos de alguna sede partidaria, en la estrechez de un folleto impreso o en la sonrisa fingida de algún afiche de campaña, me resulta en lo personal, al menos sospechoso.

Sospecho que esos candidatos algo ocultan. Sospecho que esos candidatos nada saben. Sospecho que esos candidatos tienen otro interés, que no tienen sustento político, ni siquiera un discurso coherente para la ocasión.
Finalmente mi sospecha es que esos candidatos no quieren comprometerse con nada, con nadie, ni siquiera con ellos mismos.

Bueno, y de esos candidatos anodinos hay muchos, así como muchas explicaciones que ellos mismos se encargan de hacernos llegar para justificar lo que seguramente es una exigencia de su jefe de campaña, o de su abogado, porque también sospecho que en algo andan.

Miren ustedes lo que ha pasado con el candidato presidencial norteamericano Donald Trump. Los debates nacionales organizados por los medios de comunicación y que constituyen una tradición de transparencia y práctica democrática, le han quitado cualquier posibilidad de liderar las encuestas para la próxima elección. Llevado a debatir, ha sido un fiasco, no porque no sepa las técnicas mínimas de comunicación efectiva, sino porque también debe debatir sobre su propia historia.

La técnica del candidato pasmado es una práctica que puede rendir votos ya que se mantiene al electorado en la ignorancia sobre sus posturas, sus compromisos y sobre su curriculum, pero no rinde en valores que puedan realmente aportar a la construcción de sociedades empoderadas en base a información clara, oportuna, sustancial.

Cómo vamos a poder elegir bien si no existe confrontación de ideas, de propuestas sobre los mismos problemas, de soluciones más o menos eficientes. 
Cómo vamos a poder reconocer al candidato que realmente nos conviene como ciudad, como región.

Si no hay debate, si no existe disposición al dialogo, si no existe convencimiento de que todo ello forma parte del derecho que tenemos los miles de electores para dirimir una elección entre alternativas que se ofrecen como distintas, entonces uno puede ir entendiendo del por qué suceden las cosas que han acontecido el último tiempo en el país.


Finalmente nos obligan a elegir a ciegas.
CHILE: CON EL FAVOR DE DIOS


La diputada Vallejos –icono del neo comunismo a la chilena y diputada protegida por la Nueva Mayoría en La Florida- viene a resolver un tema de fondo.
La señora Camila Vallejos, diputada por el distrito de La Florida, presentó la semana pasada, una importante moción parlamentaria que viene en mi concepto, a clarificar la labor que cumplen nuestros congresistas como representantes de un electorado que por definición, delega de buena fe la soberanía popular.

En este proyecto de ley, se plantea el cambio de una solemnidad que ha acompañado a nuestro Congreso Nacional desde sus inicios, hace ya 205 años, consistente en la invocación a Dios cada vez que se inicia una sesión parlamentarias o comienza el trabajo de comisiones.

Esta moción que espero se transforme en ley de la República, no solo me parece adecuada y pertinente, sino que además constituye una delicada pieza de referencia histórica, al resumir breve pero coherentemente, el contexto temporal en que se funda dicha iniciativa legal.

La diputada Vallejos, plantea que debe corregirse este –dice ella- Anacronismo en que por más de 110 años ha incurrido el Poder Legislativo. 
Se refiere el invocar a Dios, reafirmando con este cambio que nuestro Estado es Laico y que no requiere de divinidades, que entre paréntesis son favorecidas en desmedro de otros dioses o profesiones religiosas, sin indicar por cierto, cuáles serían ellas.

Pues bien, de acuerdo a lo que dice la señora diputada, con esta costumbre se afectan principios tan básicos como la Tolerancia, la Libertad de Culto, y por si fuera poco, la debida independencia de la Iglesia y el Estado, que según también se concluye, se encuentra en entredicho por esta frase inicial de “por Dios y la Patria”.

En lo que a mí respecta -católico, apostólico y romano- pueden eliminar estas y todas las solemnidades referidas a Dios, pues desde mi perspectiva desde hace muchos años, -quizás desde siempre- han sido solo costumbres huecas, repetidas sin significado real, sin la importancia que se le supone y que se merece.

Coincido con la diputada Vallejos en esta moción, pero no en el fundamento que invoca para presentarla.

En ese sentido me quedo con la cita incluida en el mismo proyecto, de don  Luis Emilio Recabarren, fundador del partido comunista chileno, agnóstico y anti balmacedista, que tal como cita la diputada expresa su oposición a jurar por Dios, porque con ello engañaría al Congreso, a su conciencia y a sus electores.

Ese es el punto.

Los parlamentarios que profesan una creencia religiosa -principalmente cristiana o judía- engañan y mienten al presentarse como hombres de fe y actuar de manera desalmada. No existe consistencia entre alguien que profesa la fe cristiana por ejemplo, y la transgresión a principios fundamentales como el Derecho a la Vida, puesto en tabla y apoyado incluso, por quienes profesan activamente un carisma de fe.

La diputada Vallejos –icono del neo comunismo a la chilena y diputada protegida por la Nueva Mayoría en La Florida- viene a resolver un tema de fondo, quizás sin proponérselo, y es el de sincerar de una vez por todas, el discurso con los hechos, la acción con el pensamiento, la consecuencia con la simple estrategia electorera.

No se confundan, no quiero decir que deban votar según les indica su cura, su pastor o el rabino, nada más lejos de aquello.

Me refiero a la consecuencia que debe existir sobre cuestiones de principios, en que debe prevalecer la moral de su propia fe y no la moral secular, afecta a contingencias, o a mayorías circunstanciales. Lo esperable, apropiado y consecuente es que quien se declaró hincha de la universidad católica no aparezca mañana como hincha del Colo- Colo.
Bueno, eso ya ha pasado, pero todo parecido es simple coincidencia.

¿Si usted elige a un diputado que es católico o a un concejal que es evangélico, puede entender que estos voten a favor del aborto en Chile o a la matanza indiscriminada de perros vagos por ejemplo?

La fe es un don que llega en el momento justo, ni antes ni después.

Sólo me consta que es como el oxígeno, no la vemos, pero sabemos que está ahí.
LEGITIMIDAD Y DEMOCRACIA

Demasiado Corta: La Ley express redactada entre gallos y medianoche era demasiado corta, tanto que
fracasó antes de ver la luz. Triste parodia de la clase política.
Como poniéndose el parche antes de la herida y a unos días de las elecciones municipales, hoy aparecen en la prensa con cara de circunstancia, políticos de todos los sectores, horrorizados con lo que dicen es un tremendo error de los organismos públicos que cambiaron los domicilios electorales de una cifra fluctúa entre 500 mil y 17 mil chilenos. 

Qué poca seriedad al momento de levantar discursos. Ni las cifras les cuadran a los encargados.

La cosa es que la alta abstención que se presume habré en las elecciones de este próximo domingo, será culpa del nuevo chivo expiatorio de la política chilena: el SERVEL.

Como si este organismo estuviese ajeno al cuoteo de cargos a que nos acostumbran los mismos partidos, o fuese inmune a leyes pésimamente mal concebidas por el ejecutivo y parlamentarios, nos quieren vender la idea de que la culpa de la baja participación electoral es de otros y no de ellos.

Sepan ustedes estimados auditores, que en las últimas elecciones municipales la abstención fue del 60%.

Dicho de otra forma, alcaldes y concejales ocupan sus puestos con tan sólo un 40% de participación popular, lo que explica ciertamente, esta desafectación que se acrecienta cada vez más en la ciudadanía.

¿Legitimidad?, no gracias, acá no se usa eso.

Pero si de encontrar culpables se trata, en mi opinión fueron los propios partidos tradicionales quienes terminaron secuestrando al sistema político en su conjunto, poniéndolo a su servicio.

Se preocuparon de conseguir el gobierno por un voto más en vez de construir un acuerdo social en torno a lo que sería mejor para el país.
Jubilaron sus propias utopías, renegando de sus ideales, dejando atrás la inspiración como motivo de acción para centrarse en el éxito momentáneo que les aseguró un puesto en el Congreso, un cargo en el ministerio, una pega en el servicio público.

En la última elección presidencial donde resultó electa la señora Michelle Bachelett, votó sólo el 49% de quienes podían hacerlo, y la Presidenta resultó electa con el 36% de los votos.
¿Alguien entiende ahora la razón de su 15% de aprobación?

Pero ya en la elección del 2009 donde resultó electo el Presidente Sebastián Piñera, se abstuvo de votar el 42% de los ciudadanos, lo que también explica el enorme descontento social incubado en ese período.

Pero hay que ser precisos y justos. Desde el año 1993 y sucesivamente, en todas las elecciones se registró una baja impresionante en la participación del electorado. Progresivamente fueron miles de chilenos que decidieron no votar, y aunque esto les duela a los politólogos, la Abstención en estos niveles constituye una manifestación objetiva de la voluntad de las personas.

Lejos quedaron las elecciones en que resultan electos presidentes como Patricio Aylwin o Eduardo Frei. Eran tiempos donde la esperanza era un preciado bien que aún no terminaba de desgastarse.

Pero si hasta el candidato de la UDI Joaquín Lavín, en aquella épica contienda presidencial contra Ricardo Lagos, sacó más votos que los que sacaron más adelante Sebastián Piñera y Michelle Bachelet.

Por todo esto pienso, que es urgente converger en un nuevo Pacto Social donde el pueblo esté realmente representado, donde exista realmente voluntad de cambio, donde existan espacios para que florezcan nuevos y distintos liderazgos, que permitan centrar el fondo del problema y promover las soluciones que le hagan bien al país.

La Abstención comenzó hace varios años y es una manifestación de la voluntad popular.

Es una decisión, un grito soberano de tantos chilenos y chilenas que hoy reclamamos contra un sistema que nos ahoga, que nos persigue y que no nos permite pensar en una Patria un poco más desarrollada, un poco más justa, un poco más equitativa, un poco más feliz.
DEMOCRACIA SIN IMAGINACIÓN

Las campañas están llenas de lugares comunes, fotos idénticas y candidatos con risas momificadas.
En otra comuna del país, uno de sus candidatos a Alcalde ofrece trabajar, como primera promesa de las 30 medidas que tomará llegado al cargo.
En otra comuna más cercana, otro candidato promete acabar con la actual ola de inmigrantes que según él, y un grupo de adeptos que aplauden hasta la puesta de sol, son la causa de la violencia, delitos, prostitución y seguramente hasta de los malos partidos que juega la selección chilena.

Más cerca, hemos tenido hasta candidatos que proponen rayos láser para controlar los límites fronterizos. Pero nada más extravagante que la del concejal de Reus en Cataluña que prometió transformar la plaza de la ciudad en playa nudista. Lo curioso es que resultó electo.

Siempre he escuchado la frase de que “la culpa la tiene la gente”, cuando se trata de criticar el actuar de una mala autoridad electa, y claro, hasta cierto punto tienen toda la razón. 

Pero que me dicen ustedes de la responsabilidad de los partidos políticos en presentarnos verdaderos delincuentes como candidatos, o personas que evidentemente no tienen ninguna competencia para manejar los destinos de una corporación edilicia, o manejar la técnica legislativa o las artes de la diplomacia.

La culpa es del chancho pero también de quien le compra el afrecho y del que se lo da.

El derecho romano consagró hace más de dos mil años, el derecho de los ciudadanos de ser elegidos, lo que fue en sí, un tremendo avance para la conformación de las democracias modernas. Hago un paréntesis para explicar que en la sociedad romana quienes tenían la calidad de ciudadanos eran una minoría, situación que con los siglos fue cambiando a ritmo de sangre y guerras.

Pero hoy día, hay que entender que se necesita algo más que 18 años y saber leer y escribir para ejercer el derecho a ser electos, en cargos que cada vez más, exigen de las personas, especiales aptitudes, conocimientos y destrezas.

Cada cuatro años nos estamos acostumbrando a ver una verdadera fauna de ciudadanos que comprometen la fe pública en cuestiones que todos sabemos son imposibles de cumplir, sea por que excede el ámbito de facultades del cargo o porque sencillamente son pura ciencia ficción.

Así se acuñó la frase más falso que promesa de político.

Fíjense ustedes cuantos de los candidatos actuales ocupan las mismas palabras, los mismos verbos y hasta los mismos colores para promoverse como soluciones mágicas. Las campañas están llenas de lugares comunes, fotos idénticas y candidatos con risas momificadas.

Todos dicen tener  la fuerza, la honestidad, la visión, las ideas y hasta las manos limpias para asumir los desafíos a los que se presentan, como si todo lo anterior fueran cualidades exclusivas o extraordinarias que tienen ellos y los demás no.

Ser honesto, trabajador, soñador, correcto, respetuoso, dinámico, integrador y una lista interminable de adjetivos, son características mínimas, básicas, normales que cada persona debiese tener y por las cuales no tendríamos porque aplaudir, menos votar.

Recuerdo el caso de un muy buen amigo del cual muchos pensábamos, tenía las condiciones humanas y profesionales para cumplir muy bien un cargo de elección popular, pero él insistía en decirnos que tiempo antes había tenido problemas de solvencia en su empresa, y compromisos aún pendientes.

Ese detalle siempre me hizo sentido, pues tiene que ver con el Ser y el parecer.

No solamente tenemos que ser lo que decimos y afirmamos ser, sino que parecernos a esta imagen. Porque quien se dedica a la política o pretende dedicarse a ella, debe entender primero, qué es realmente un servidor público y si está dispuesto no sólo a serlo sino también, a parecerlo.